Día Internacional de la Mujer

8 de marzo de 2021

Una mujer recoge frutos. / Uganda, 2019.

Foto: Helena Buira y Edu Gisbert

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VÍDEOVisualiza el vídeo completo con las experiencias de 26 mujeres de Uganda y España.

AUTOR/A

Esta vez, las autoras de este blog somos TODAS.

Durante estas últimas semanas, mujeres de Uganda y España han compartido con nosotras experiencias y situaciones en las que se han sentido vulneradas como mujeres. Sus relatos nos recuerdan que la discriminación contra las mujeres no entiende de fronteras y que la opresión existe en ámbitos muy diversos. A continuación, queremos compartir con vosotras las historias de tres de estas mujeres. Debemos seguir sembrando igualdad para hacer de este mundo un lugar mejor para nuestra generación y aquellas por venir.

V.

A pesar de la presencia de leyes y políticas para proteger a las víctimas y sobrevivientes, la violencia contra las mujeres va en aumento y cada día nuestros derechos son vulnerados. Hoy quiero escribir sobre el acoso sexual y la discriminación en el lugar de trabajo.

En mi primer trabajo, después de graduarme de la universidad, sufrí una serie de acosos sexuales por parte de mi jefe, un hombre lo suficientemente mayor como para ser mi padre. Durante meses me acosó y amenazó sexualmente; creía que, si no me acostaba con él, perdería el trabajo. Entonces trabajaba con un equipo de cuatro hombres jóvenes y era la única mujer en el equipo. Recuerdo que mi jefe me llamó un día a su oficina y me dijo “ni siquiera eres digna de estar en ese puesto, deberías considerarte afortunada de estar aquí”. En ese momento tuve miedo de responderle, solo cerré su puerta detrás de mí y salí de su oficina. Aquello me dejó en shock, y hasta un tiempo después no entendí por completo lo que quiso decir con esa declaración. De lo que estaba segura era que tenía méritos suficientes para estar en ese lugar de trabajo. Recuerdo que aquel jefe tenía una secretaria a la que le gritaba y hablaba sin respeto. La mujer le tenía tanto miedo que cuando hablaba con él ni siquiera lo miraba a los ojos. Fue entonces cuando me di cuenta de la clase de hombre que era, el que trata a la mujer como un no-cuerpo. El acoso de ese hombre, sin embargo, no solo era cosa de su carácter irritante; me guiñaba los ojos y se burlaba de mí durante las reuniones. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero ¿a quién lo denunciaría y como lo haría? Le tenía miedo y me di cuenta que aquello nunca se detendría. Dejé el trabajo.

Tiempo más tarde intenté solicitar un trabajo en otro lugar. Después de la entrevista oral, uno de los miembros masculinos del panel se puso en contacto conmigo para proponerme una “entrevista de alfombra”. No sabía exactamente qué significaba aquello, así que le pregunté audazmente a qué se referia. Él me respondió con arrogancia y dijo: “eres una niña grande muy capaz de entender lo que quiero decir”. Me senté y pensé en lo que me dijo; me di cuenta de que si iba a hacerlo entonces tendría que hacerlo continuamente para mantener mi trabajo. Inmediatamente lo llamé y le dije: “Señor, lo siento, pero no podré venir a la entrevista” y colgué.

Es absurdo observar que la violación de los derechos de la mujer sigue ocurriendo incluso en oficinas, espacios que creemos deberían proteger los derechos de la mujer. La violación de los derechos de la mujer sigue ocurriendo incluso a un nivel devastador en los lugares de trabajo, en los hogares y en las comunidades.Mi experiencia me ha enseñado a decir NO, NO importa la situación, NO importa la Persona y NO importa con qué me amenacen. Es el momento para que las mujeres se vuelvan poderosas, se defiendan y digan NO a la violencia sexual, “NO IMPORTA QUÉ”.

L.

Los casos de violencia entre las mujeres continúan aumentando en las comunidades de Uganda y, a veces, son catastróficos y varían según los tipos de violencia que sufren las mujeres. Estas variaciones no se limitan a lo siguiente: abuso físico, abuso emocional, abuso sexual o abuso financiero. La violencia contra las mujeres sigue siendo una mancha en las comunidades ugandesas, lo que generalmente hace descarrilar el empoderamiento de las mujeres, el acceso a los recursos y el logro de los medios de vida deseables. Esto me inspira a escribir una historia sobre mi experiencia en la violencia.

Empecé a experimentar la violencia cuando me fui a vivir con el padre de mi hijo y su madre. Sufrí abuso emocional, tortura psicológica, rechazo, odio y discriminación por parte de mi suegra. No le gustaba y no me consideraba una buena mujer para su hijo. Me insultó, abusó verbalmente y me negó la comida. Estuve hambrienta durante días porque no podía permitirme comida y el padre de mi hijo no hacía nada al respecto. Tuve que abandonar la casa y unos meses después tuve a mi precioso hijo.

A.

Estudié en la escuela mixta y, en muchas ocasiones, me enfrenté a la discriminación por parte de los profesores y los chicos de primaria y secundaria. En sexto de primaria me convertí en la número uno de mi clase, seguida por otras dos niñas en segunda y tercera posición. El día la entrega de avaluaciones, el profesor de la clase parecía molesto con los niños. No paraba de preguntarles por qué dejaban que las niñas ganaran y prometió castigarlos por su estupidez. El profesor creía que, a pesar de recibir la misma educación, los niños estaban destinados a ser superiores.

Después de graduarme como profesora de la universidad para enseñar educación religiosa e historia en el nivel avanzado de la escuela secundaria, solicité un trabajo en una escuela privada. El director de la escuela me ofreció el trabajo, pero para enseñar en un nivel ordinario en vez de al nivel avanzado, el que me pertenecía según mis calificaciones. Ese puesto se lo ofreció a un candidato masculino, alguien que sin embargo no tenía las calificaciones necesarias. Su criterio fueros dos cualidades, la estatura de ese hombre y su imponente voz. Para el director, aquello eran señales de superioridad, algo de lo que yo carecía con mi pequeño cuerpo de mujer. Según él, otra razón fue que, como mujer, yo podría quedar embarazada, pediría mi baja por maternidad y los estudiantes se perderían algunas lecciones. Acepté igualmente el trabajo. Después de dos meses, el director empezó a darse cuenta que el profesor no se estaba desempeñando bien su labor y se acercó a mí para pedirme ayuda. Para hacer los planes de lecciones, los esquemas de trabajo, establecer pruebas, etc. Hice todo lo que me pidió, pero aún seguía cobrando menos que mi colega, aunque estaba haciendo la mayor parte de su trabajo y estaba más calificada que él. Cuando hablé con el director de la escuela sobre el aumento de salario, me dijo que el dinero que ganaba era suficiente para mí porque era mujer y no me podían pagar como a mis otros maestros varones. Decía que como mujer no tenía mayores necesidades como para cobrar más. Dejé el trabajo después de un año.

Cuando empecé mi organización, de nuevo me enfrenté a muchos retos. Una vez, un colega se acercó a las oficinas del distrito para decirles que no deberían registrar mi organización ni permitir que implementáramos actividades en la zona, ya que la líder era una “mukazi bukazi”, es decir, una mujer.

 

Gracias a todas las mujeres que han compartido sus experiencias con nosotras. ¡Juntas podemos llegar más lejos!

Petits Detalls nos consideramos una ONG feminista. Somos una oenegé que trabaja por la igualdad de género y que cree en la mujer ugandesa como eje transversal del desarrollo.

 

During these last weeks, women from Uganda and Spain have shared with us experiences and situations in which they have felt violated as women. Their stories remind us that discrimination against women does not understand borders and that oppression exists in very different spheres. To remind ourselves that there’s still a road ahead, we want to share the stories of three of them. We must continue sowing equality to make this world a better place.

V.

Violence against women is on the increase despite the presence of laws and policies to protect victims and survivors. Despite the many right violations that women go through every day in life I want to write about the sexual harassment and discrimination at work places.

At my first job after graduating from the university, I suffered a series of sexual harassment by male “boss”, a man old enough to be my father. He kept up putting up sexual advances that threatened me in to thinking that if I didn’t sleep with him, I would lose the job. I worked with a team of four young men and I was the only woman in the team. I remember my boss calling me one day to his office and he told me “you are not even befitting to be in that position, you should count yourself lucky to be there”. At that moment I was timid to answer back at him, I only closed his door behind me and moved out of his office. This really blew my mind because I totally failed to understand what he meant by that statement. One thing I knew is that I was on that Job on merit. It was after some time that I realized what this man really meant by that statement. I remember he had a secretary that he would yell at and talk to the way he wanted without any bit of respect. He had put her in a state of fear of him that even when she talked to him, she would not even look into his eyes. It was then that I realized the kind of man he was, the one who treats woman as a no body.

He did not stop with his vexing character; he would wink his eyes to me during meetings and also making fun of me during meetings. I knew what he was doing was wrong but who would I report to at that time and how would I even start to report. That was the fear that I had in me. I realized that this would not stop I would not be comfortable working with this boss and so I left the job.

I then tried to apply for a job in some other place. After the oral interview, one of the male panel members contacted me one evening for a carpet interview. At one moment I stopped and though what does he mean by a carpet interview, so I boldly asked him what he meant by a carpet interview. He arrogantly answered back to me and said, “You are a big girl who are much able to understand what I mean”. I sat and thought over what he told me, I realized that if am to do it I will have to do it continuously to maintain the job. So immediately I called him and told him: “Sir am sorry but I will not be able to come for the carpet interview” and then I dropped the line.

It is absurd to note that violation of women’s rights is still happening even in offices that we think should be protecting the rights of women. Violation of women’s right is still happening even at a ravaging level now at places of work, in homes and communities.

My experience has taught me to say NO, NO matter the situation, NO matter the Person and NO matter what am threatened with. It is a time for women to become powerful and stand up for themselves and say not to sexual violence,” NO MATTER WHAT”.

L.

Cases of violence among women continue escalating in Ugandan communities and sometimes are catastrophic ranging from the types of violence women go through; these variations are not limited to the following: physical abuse, emotional abuse, sexual abuse, financial abuse.

Violence against women is still a stain spot in Ugandan communities, generally derailing women empowerment, access to resources and attainment of desirable livelihood

This inspires me to write a story about my experience in violence.

I started to experience violence from the very first time I started living with the father of my son and his mother in the same home, I was emotionally abused, tortured psychologically, rejected, hated, and discriminated by my mother-in-law. This marked the beginning of destruction of myself worth.

I painfully lived with my mother in law who completely didn’t like me and said I was not the best choice of a woman for her son, she persistently insulted me, verbally abused me,, harassed me, denied me food in most occasions especially when I was expectant, I went hungry for several days because I could not afford a meal, this brought frustration in my life because I felt completely useless especially when the father of my son could not help the situation, I finally had no choice but to leave the home, I gave birth a few months later to a bouncing baby boy.

A.

I studied in mixed school and, on many occasions, faced discrimination by the teacher and boys in primary and secondary. In primary six I became my class’ number one followed by two other girls in second and third position. On the day of getting reports the class teacher on the assembly was bitter on boys asking them why they left the girls to win and promised to punish them for their stupidity that sounded like though both girls are boys were taught together the boys were meant to be superior.

After I graduated as a teacher from the university to teach religious education and history in secondary school advanced level I applied for a job in private school. The director of the school offered me the job but to teach in ordinary but not advanced level as per my qualifications a male applicant was given to teach in my position and he did not have the qualifications. All because he was male with a big voice, big in size so the students in upper secondary would fear him as compared to me a female and small bodied lady.

Another reason was that as a lady I would get pregnant and ask for maternity leave and the students will miss out some lessons, therefore he opted to have a male teacher for upper classes. I took on the job but after two months he realized the male teacher was not performing well and he approached me to ask for help in doing the lesson plans and schemes of work, setting tests, etc. I did all this, but for the same pay, still less than colleague who would earn more money than me despite the fact that I was doing the biggest part of his job and I was more qualified than him. I had degree in education and he had a diploma. When I talked to the director of the school about salary increment, he told me the money I was earning was enough for me because I was a woman and I couldn’t be paid like my other male teachers. Some of his reasons where that I had no bigger needs to use that money for compared to my male workmates. I left the job after a year.

When I started an organization, I was faced with a lot of challenges with a male workmate who even went to the district and told the officials not to register the organization to implement activities in the district simply because it was led by “mukazi bukazi” literally meaning a mere woman. 

 

Thank you to all the women who have shared their experieces with us. Together we can go further!

Petits Detalls is a feminist organization. We work everyday to achive gender equality.

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