Una generación sin educación

13 de septiembre de 2021

 

 

Escuela Namukubembe Primary School sin alumnos. / Uganda, 2021.

Foto: Meritxell Prats

 

 

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AUTOR/A

Ann Njuba, Stella Kulabira y Christine Herbert son miembras de nuestras contrapartes locales.

 

El brote de Covid-19 ha escrito en la historia el cierre de las instituciones educativas en todo el mundo. El 20 de marzo de 2020, Uganda se unió al creciente grupo de países que cerraron las instalaciones educativas para tratar de mitigar la propagación del virus. Dejó cerradas a 73.000 instituciones de aprendizaje, a 15 millones de niños y a 600.000 alumnos refugiados fuera de la escuela y enfrentándose a un mayor riesgo de violencia, explotación y abuso.

La confusión y el estrés total para los maestros continúan existiendo con el cierre de las escuelas por una duración desconocida durante casi dos años; los maestros no están seguros de sus obligaciones y de cómo mantener la conexión con sus estudiantes para apoyar el aprendizaje.

Apenas estamos comenzando a comprender los impactos de la Covid-19, pero se espera que sean generalizados y devastadores para todo el sistema educativo. Las consecuencias como la interrupción de la educación, las altas tasas de embarazos en la adolescencia, los matrimonios infantiles, el aumento de las tasas de deserción escolar, especialmente en las niñas, el aumento de los casos de violencia sexual, la violencia de género, la violencia doméstica, el trabajo infantil y todas las formas de abuso tienen efectos a largo plazo sobre la infancia y la educación en general.

En un país como Uganda, donde acceder a educación ya es una lucha, en contextos de pobreza extrema, vulnerabilidad económica y crisis donde las disparidades de género en la educación son altas, junto con una protección social limitada, la disminución de los ingresos debido al bloqueo prolongado podría significar que un gran número de niños nunca regresara a las aulas. Hay evidencias devastadoras y la educación ha sido una de las primeras.

La brecha de las desigualdades educativas intergeneracionales se ha agrandado sin esperanza de que se cierre. Los cuidadores con bajos niveles de educación formal han tenido mayores dificultades para apoyar a los niños con iniciativas de aprendizaje en el hogar que han sido puestas en marcha.

Los niños que viven en áreas rurales tienen menos probabilidades de tener recursos para adaptarse e implementar las medidas necesarias para continuar la educación durante el cierre de las escuelas, incluido el acceso a Internet y la flexibilidad para cambiar el calendario escolar.

Por Njuba Ann

 

El 20 de marzo de 2020, el gobierno de Uganda declaró cerradas las escuelas en todos los niveles debido a la pandemia de la Covid-19. Esto no solo ha provocado un retroceso en los esfuerzos por brindar educación, sino que se cree que está conducido a una generación sin educación en la que hemos comenzado a vivir.

Va a ser muy difícil para los niños volver a matricularse en las escuelas debido a la economía, razones sociales y la presión de los compañeros. Se cree que cuanto más tiempo pasan los niños fuera de la escuela, es menos probable que regresen.

Las consecuencias del cierre de escuelas se evidencian tanto a largo como a corto plazo. Las escuelas no solo actúan como un espacio de difusión de información esencial como el control de enfermedades, la igualdad y equidad de género, la política, la historia, la agricultura, los servicios nutricionales, las áreas de vacunación, el acceso al agua potable y el saneamiento, la higiene, la atención primaria de salud. También son vitales para las interacciones sociales normales y la rutina que es importante para la estabilidad mental de los niños. Con las escuelas cerradas, se corta el acceso a esta información y todos estos servicios dejando impotente a una generación por estar sin información y conocimiento, una generación de personas que no pueden pensar ni razonar sobre temas articulados ya que se han cerrado las áreas de acceso y difusión de información.

Las adolescentes corren riesgo de embarazos infantiles, matrimonios precoces forzados y violencia sexual. Esto no solo está afectando la tasa de abandono escolar, sino que amplía aún más la brecha de género en relación con la educación.

Las escuelas actúan como un refugio seguro para los niños contra el trabajo infantil, la explotación infantil y el empleo en la primera infancia. Con el cierre actual de las escuelas, se les está robando el refugio que de otro modo sería seguro y se les está conduciendo a la exposición de todas las formas de trabajo y abuso.

Por lo que atañe a la nutrición, el cierre de escuelas ha provocado una ola de niños desnutridos con todos sus efectos adversos negativos. Los niños se beneficiaron de al menos una comida gratuita obligatoria en la escuela que formaba parte de los programas nutricionales que se aplicaban. El cierre de las escuelas significó que se les quitó esta comida y además hay una mayor carga financiera en el hogar.

A largo plazo, afecta también al capital humano y a la acumulación de bienestar. La educación es el principal factor determinante de los salarios futuros y las escuelas son los principales impulsores de la movilidad. Sin educación se fomenta el ciclo de la pobreza y se restringe el desarrollo. Estos efectos negativos son permanentes, agravantes y no pueden detenerse.

Por Stellar Kulabira

 

La educación es el proceso de recibir o dar instrucción sistemática, especialmente en una escuela o universidad. Básicamente, la educación tiene la poción clave para impulsar el crecimiento social, el desarrollo económico y la transformación de una nación. En Uganda particularmente, la pandemia de la Covid-19 representó una seria amenaza, especialmente cuando las escuelas tuvieron que cerrarse indefinidamente. Los efectos se sienten desde dentro y desde fuera, desde los jóvenes hasta los mayores, desde los eruditos hasta los no eruditos, etc. Si bien las escuelas están cerradas en todo el país, existe un efecto significativo en las áreas rurales en comparación con las áreas urbanas. Antes de la pandemia en Uganda, el 91% de los estudiantes tenían más probabilidades de completar el nivel de educación primaria en el área urbana en comparación con el 85% en las áreas rurales. Esta brecha sigue aumentando en la educación secundaria, ya que la capacidad de finalización de la educación secundaria en el área urbana llega al 38% mientras que la rural es del 14%. Es bastante evidente que a medida que la pandemia continúe y con las escuelas aún cerradas, será más que un simple golpe en el problema de finalización de la educación, especialmente en las áreas rurales del país.

El cierre de escuelas en Uganda ha provocado interrupciones en el aprendizaje y confusión y estrés tanto para los profesores como para los alumnos del sistema educativo, especialmente en el proceso de transición del nuevo sistema educativo. El cierre también ha provocado una mala nutrición ya que hay niños que dependían de una comida gratis en la escuela y ahora que las escuelas están cerradas, la nutrición está comprometida. Existen lagunas en el cuidado de los niños, pues los padres que trabajan dejan a los niños en casa solos y sin supervisión, lo que puede llevar a comportamientos de riesgo y, más aún, a la exposición a la violencia y la explotación de los niños. Los altos costos económicos se sienten especialmente por los padres que trabajan cuando eligen faltar al trabajo para ofrecer cuidado infantil y guiar a sus hijos en el proceso de aprendizaje, lo que puede conducir a una baja productividad y pérdida de salario. La tensión involuntaria en los sistemas de atención de la salud es un problema importante, ya que los trabajadores médicos llegan tarde al trabajo o faltan al trabajo en ocasiones cuando intentan cumplir con las obligaciones del cuidado de los niños. Otros llevan a sus hijos al trabajo, lo que pone en riesgo la salud de estos niños. Las tasas de deserción están aumentando y se esperan casos de niños que no regresen a la escuela una vez que las escuelas vuelvan a abrir. Esto podría deberse especialmente a que algunos niños habrían crecido mucho, mientras que a otros que se les ha introducido en el mundo laboral y les resultará difícil volver a las reglas y regulaciones escolares.

El cierre de escuelas en Uganda no solo está afectando a la nación en general, sino que también está causando efectos irreversibles que tal vez no se sientan ahora, sino en algunos años por venir.

Por Chrsitine Herbert

The outbreak of Covid-19 brought to history the closure of education institutions worldwide. On 20th March 2020 Uganda joined the growing countries to close education facilities to try to mitigate the spread of the virus which left 73.000 learning institutions closed, 15 million children, and 600.000 refuge learners out of school facing increased risk of violence, exploitation, and abuse.

Total confusion and stress for teachers continue to exist with closure of schools unexpectedly and for unknown duration for almost two years now, teachers have been left unsure of their obligations and how to maintain connection with their students to support learning.

We are only beginning to understand the impacts of Covid-19, but they are expected to be widespread and devastating for the whole education system. consequences such as interrupted education, high rates of teenage pregnancies, child marriages, rise in school dropout rates particularly for girls, increased cases of sexual violence, gender-based violence, domestic violence, child labour, and all forms of abuse have long term effects on children and education in general.

A country like Uganda, where getting education is already a struggle, these are contexts of extreme poverty, economic vulnerability, and crisis where gender disparities in education are high coupled with limited social protection dwindling incomes due to prolonged lockdown could mean that large numbers of children will never return to the classroom. There is overwhelming evidence, education has been one of the first causalities.

The gap of Inter-Generational Education Inequalities has become bigger with no hope of it being closed. Caregivers with low levels of formal education have had greater difficulties supporting children with home learning initiatives that have been advised and put in place.

Children living in rural areas are less likely to have resources to adapt and implement measures needed to continue education during school closures, including access to the internet and flexibility to shift school calendar.

By Njuba Ann

 

On the 20th of March 2020, the government of Uganda declared schools closed at all levels due to the Covid-19 pandemic. This is not only caused a setback in the efforts to provide education, but it is believed that it is led to a generation without education that we have started to experience.

It is going to be very hard for the children to enrol back into schools for the biggest reason being economic, social, and due to peer pressure. It is believed that the longer children are out of school, the less likely they are to return.

The consequences of closing schools are evidenced both in the long term and in the short term. Schools not only act as a dissemination area for essential information such as disease control, gender equality and equity, politics, history, agriculture, nutritional services, vaccination areas, clean water access and sanitation, hygiene, primary health care. They also are vital for normal social interactions and routine that is important for mental stability of the children. With schools closed, access to this information and all these services is cut off rendering the generation powerless since it is without information and knowledge, a generation of people that cannot think or reason are articulate issues since information access and dissemination areas have been closed.

Adolescent girls have been put to a risk early pregnancy, forced early marriage and sexual violence. This is not only affecting the rate at which they drop out of school, but it further widens the gender gap in relation to education.

Schools act as a safe haven for children against child labour, child exploitation and early childhood employment. With the current closure of schools, the otherwise safe haven is taken away. Leading to the exposure of children to all forms of labour and abuse.

On the side of nutrition, school closure has led to a wave of malnourished children with all its negative adverse effects. Children benefitted from at least one mandatory free meal at school that was part of the nutritional programs enforced at school. Closure of schools meant that the meal is taken away yet there is an increased financial burden at home.

In the long term, it affects human capital and welfare accumulation. Education is the major determinant of future wages and schools are the biggest drivers of mobility. Without education the cycle of poverty is furthered, and development is curtailed. These negative effects are permanent, compounding and they cannot be stopped.

By Stellar Kulabira

 

Education is the process of receiving or giving systematic instruction, especially at a school or university. Basically, education holds a key potion in driving social growth, economic development, and transformation of a nation. In Uganda particularly, Covid-19 pandemic posed a serious threat most especially when the schools had to be closed indefinitely. The effects are felt from within and without, from the young to the old, from the scholars to the non-scholars and so on. Though the schools were closed countrywide, there’s significant effect posed in rural areas as compared to urban areas. Before the pandemic in Uganda, 91% of students were more likely to complete primary education level in urban area as compared to 85% in rural areas. This gap keeps widening in secondary education as the urban area secondary education completion ability goes to 38% while the rural is at 14%. It’s quite evident that as the pandemic continues and with the schools still closed, it will be more than just a blow in education completion problem most especially in the rural areas of the country.

The closure of schools in Uganda has caused interrupted learning and confusion and stress for both teachers and learners to the education system most especially in the new education system transition process. The closure has also caused poor nutrition as there are children who relied on a free meal at school and now that schools are closed, nutrition is compromised. There are gaps in childcare whereby working parents leave children at home alone and unsupervised which may lead to risky behaviours, and more so, exposure to violence and exploitation to children. High economic costs are felt most especially by working parents when they choose to miss work to offer childcare and guide their children with learning process, which may lead to low productivity and wage loss. Unintended strain on health-care systems is a major problem as the medical workers either arrive late to work or miss work at times as they try to give childcare obligations. Others take their children with them to work which puts these children´s health at risk. Dropout rates are on the rise and cases of children not reporting back to school are expected once the schools are reopened. This might be so most especially because some children would have grown so big in size while others who have been introduced to work would find it hard to bounce back to school rules and regulations.

The closure of schools in Uganda is not only affecting the nation at large, but also causing irreversible effects which may not be felt now but in some years to come.

By Chrsitine Herbert

 

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